¿Cómo surgieron las Maríapolis?
Las «Mariápolis» surgieron entre los años 40 y 50 en el contexto de las Dolomitas, montañas del norte de Italia. Chiara Lubich y sus primeras compañeras, se retiraron allí en el verano de 1949 para retomar fuerzas, luego de intensos años comprometidas. Cientos de personas pasaron por esos lugares de encanto, atraídas por el resplandor de la presencia espiritual de Jesús en la comunidad.
Chiara Lubich, tambien, soñaba con mariápolis permanentes: ciudadelas de testimonio donde se pudiera testimoniar «como sería el mundo si todos viviesen según el Evangelio». Pasaron pocos años hasta que nació la primera Ciudadela de los Focolares, conocida como Loppiano, ubicada cerca de Florencia (Italia). Luego, continuaron otras ciudadelas que fueron desarrollándose en los cinco continentes.
Nosotros
En 1990 nace para México y toda Latinoamérica la Mariápolis El Diamante. Esta ciudadela quiere dar testimonio al mundo de una sociedad renovada por el amor recíproco.
La conforman varias decenas de personas provenientes de diferentes nacionalidades que se identifican como una comunidad comprometida en vivir la reciprocidad, que escucha los desafíos sociales y genera espacios de diálogo, convivencia y formación humana integral para propiciar una transformación personal, comunitaria y ecológica a favor de la fraternidad universal.
Nuestra meta es la Unidad
El arte de amar
El arte de amar nos lleva a tratar a los demás como quisiéramos ser tratados. Nos impulsa a ser los primeros en actuar, haciéndonos uno con los otros.
Unidad en la diversidad
Propiciamos el diálogo entre personas de diferentes vocaciones, edades, nacionalidades, creencias, religiones y culturas.
Clave intercultural y ecológica
Queremos ofrecer a todas las personas que realicen una estadía en «El Diamante» una experiencia única y de descubrimiento de la gran riqueza intercultural y natural que se encuentra en la Mariápolis.
Misión
Somos una comunidad comprometida en vivir el amor recíproco, que escucha los desafíos sociales y genera espacios de diálogo, convivencia y formación humana integral para propiciar una transformación personal, comunitaria y ecológica a favor de la fraternidad universal.
Visión
Queremos ser un espacio sustentable y vinculado con el entorno; capaz de acoger a todas las personas; que afronta los desafíos de la sociedad desde el Evangelio y el diálogo con la diversidad cultural.